A quien madruga, Dios le ayuda, dice el refrán. Y eso es lo que hicieron los alumnos y alumnas de 4°ESO para irse de viaje de formación a Pamplona. Con maletas y legañas, se subieron al bus camino de la primera sorpresa del viaje: San Sebastián.
Allí pasearon y comieron en la famosa playa de la Concha, frente a una postal azul idílica a la que le acompañó un sol espléndido. Tras el tiempo libre, primera píldora de formación junto al Peine del Viento, la famosa obra del genial Eduardo Chillida. La obra escultórica sirvió de ejemplo para trabajar la fortaleza: mantenerse firme en los ideales humanos y en nuestros valores frente a una realidad cambiante y abrupta, como el viento.
De ahí marcharon a Javier, donde durmieron, para cenar y pasar una posterior velada divertida. Por la mañana del jueves fueron a Pamplona para recibir formación en la prestigiosa Universidad de Navarra (UNAV), donde les han hablado sobre orientación profesional, gustos académicos y también sobre el Programa Excellence, con el fin de ayudarles a tomar una decisión de cara a su futuro más próximo.
Por la tarde tocaba subir la adrenalina, por eso se fueron a un paintball cerca de Pamplona, donde estuvieron subiendo, bajando, disparando bolas, organizándose y, sobre todo, creando anécdotas que se grabarán junto a tantas de este viaje.
El viernes empezaba el plan más tranquilo, pero no por ello el menos exigente. Aprovechando el entorno natural e histórico, los chicos y chicas de 4ºESO anduvieron parte de la última etapa de la javierada.
El viaje se antojaba corto para lo divertido que estaba siendo. Lo bueno es que pervivirá para siempre en sus recuerdos.